Danos hoy hambre de
Dios, aliméntanos,
Señor y que el fruto
de tu amor limpie el
rencor, nos dé la
paz, traiga el
perdón.
Hacia Emaús iban dos
amigos, sintiendo gran
tristeza por Jesús; y,
no supieron que el
mismo Cristo era quien
iba en
su camino.
La noche está muy
avanzada, dijeron los
amigos de Emaús; mas
cuando vieron el pan
partido reconocieron
a Cristo Vivo.
El pan que compartimos,
en una misma comunión;
es el encuentro con
Cristo hermano, que dió
su vida para salvarnos.
El sembrador salió a
su campo, buscando el
fruto del trabajo;
vió las espigas que
florecían pensó en
sus hijos con
alegría.
Si el don de Dios tú
conocieras, le dijo
Cristo a la mujer; le
pedirías el agua viva,
que siempre sacia la
sed de vida.